
Perseidas en Alcublas 2021
Nubes, viento, lluvia… ¡nos estaba avisando! (Spoiler)
Un consejo de uno de nuestros astrónomos favoritos nos dio un consejo interesante. Lo mejor para la astrofotografía es el “dit i fet”. El mismo día que vemos que está despejado y hace buena noche, avisamos y quien pueda y quiera, que vaya.
Lo único es que las perseidas se dan en una época concreta del año y, esta salida nocturna es la excusa para salir a practicar la fotografía astronómica y de larga exposición. Conseguir algunas vías lácteas, probar a hacer una circumpolar, cazar algunos bólidos apuntando al norte o hacer el moñas con unas linternas y movimientos similares a un ataque epiléptico.
El año pasado una de las cosas que echamos de menos fue no tener ningún elemento cercano (en la tierra) que fotografiar junto al cielo estrellado. Para esta ocasión elegimos una localización preciosa que son los molinos de Alcublas, recién restaurados en 2020 y que se encuentran en lo alto de una loma muy cerca de la población. Además, el acceso es infinitamente más suave que el camino hecho de cantos rodados del acceso al mirador de Titaguas. Siendo dos construcciones, podíamos dividirnos y repartirnos para molestarnos lo mínimo posible y también estaba algo más cerca.
De izquierda a derecha: Rafael, Vicente Mateo, Loli, Pedro, Fernando, Laura, Carla, Agustín, Amparo, Maria Amparo y Nacho. Llegaron después (y ya de noche y sin luz) Susana, Jose y Dani.
Las pegas: No es cielo Starlight. Todavía existía demasiada contaminación lumínica para astrofotografía y al parecer es un lugar mucho más frecuentado por otras personas y otros fotógrafos. Más de una vez hemos aparecido en la fotografía de otro de nuestra especie. (Lo siento, no te vi. Estaba oscuro.)
Aún así y las pocas pegas, se estaba muy bien. Las nubes en el atardecer se dejaron ver con sus pequeñas cortinas de agua a lo lejos. Cuando se hizo oscuro ya no se veían venir tan bien las nubes, que finalmente, y gracias al viento que las trajo, ocuparon todo el cielo.
No nos hubiera importado demasiado, si ese viento no hubiese arreciado cada vez con más fuerza y trayendo agua. Un poco más cada vez. Hasta que nos refugiamos en los coches. Esperamos a salvo y secos en nuestros refugios y, aunque dejó de llover, el viento era capaz de mover demasiado fácilmente nuestros equipos fotográficos con trípode, por lo que tuvimos que terminar la noche antes de lo deseado.
Total que, al fin de cuentas, los ratos en los que pudimos compartir juntos la cena, observando Júpiter o Saturno y haciendo fotografías a todo aquello que podíamos nos compensa, aunque esperamos tener más suerte en una próxima salida y podamos disfrutarlo durante más tiempo.